martes, 10 de diciembre de 2019

Entrevistas HUMUS.

Nombre y Apellido: Ariel Gangi. Un color: Azul. Una cifra: 3,14. Signo astral: Leo. Lugar y fecha de nacimiento: Buenos Aires, 26 de julio de 1973 (un jueves al mediodía, en luna menguante). Una frase: “No hay mal que por bien no venga”.


I_ Muchas veces me planteo acerca de la utilidad de trabajar en poesía. Años de hacer cosas que nadie entiende para que nadie vea sin que nada suceda. Y pienso en grandes poetas, como el extraordinario y polifacético César Bandin Ron, o en el magistral Leónidas Lamborghini, poetas que he conocido y que dedicaron su vida a la poesía. ¿Y para qué? ¿A quién le interesa? Nadie se fija en la obra. Esta vacilación de aspecto marginal, que corresponde en parte a una sociedad enferma, superficial e individualista, me parece una definición bastante concreta para los tiempos que corren. En lo que a mí respecta, de lo que siento que es para mí, encuentro cierta familiaridad, cierto parangón ancestral con la tarea del hombre que se expresaba en la piedra, hace 40.000 años atrás. Creo que la poesía es antes y después de la palabra, y que atraviesa todas las fronteras artísticas.

II_ Me siento a gusto, en parte, con una tradición que se ha ido transformando y que me permite trabajar en varias direcciones. La poesía ha quedado lejos de la vieja literatura. O en todo caso, la literatura se ha ido resignificando y todavía hay muchos que no se dieron cuenta. Pasa por un tema de búsqueda creo yo.  No alcanza con el verso y la tradición oral y escrita. La acción debe responder a los tiempos de hoy y diversificar su forma. Aspiro a una poesía ecuménica.  La escultura, la fotografía, el dibujo, la pintura, la música, el arte escénico, el collage, (¿cuál es el lenguaje de la poesía?) lo que esté al alcance debe servir para significar. Autores de distinta índole, de diferentes orígenes, con distintas formaciones. La poesía visual y experimental, es un espacio que me ha permitido poder desarrollar un discurso más acorde a lo que quiero expresar.

III_ Las genealogías siempre me parecieron interesantes, sin embargo no sé si soy capaz de reproducir una propia. Me siento emparentado con autores de distintas épocas y regiones geográficas, pero que coinciden en cuanto a su diversificación con el discurso poético. Poetas con contenido y riesgo. Mis maestros: el poeta catalán J.M. Calleja, y mis compatriotas argentinos, César Bandin Ron y Leónidas Lamborghini. Hölderlin, W.Blake, Kurt Schwitters, Joan Brossa, los simbolistas franceses del siglo XIX. Oliverio Girondo, Alberto Hidalgo, Jacobo Fijman. Los surrealistas argentinos: Aldo Pellegrini, Enrique Molina, Julio LLinás. La poesía vanguardista chilena: Mandrágora, Ludving Zeller. El grupo estridentista en México. Otros autores como Vallejo, César Moro y Lezama Lima. También me siento influenciado por muchos escritores y por la filosofía, autores como Heidegger, los antiguos griegos, Sade, H. Miller y Bukowski .

IV_ Creo que el compromiso con el entorno es fundamental. La poesía como un espacio de resistencia frente a la mala praxis institucional. Un espacio persuasivo y pedagógico de cara a la sociedad. En una época iba por la calle con un tacho con ropa y una soga. Realizaba una acción performática denominada Nihilismo. En algunos casos se reían, en otros aplaudían, en otros quedaban atónitos. Lo importante es plantarse, no tener miedo al ridículo. Años más tarde pude llevar a cabo esa acción en la Universidad Nacional de San Martín, todo un logro, creo yo. .

V_ Pienso que el mundo gira cada vez más rápido, la vertiginosidad con las que suceden las cosas no es la misma que hace veinte años. Hoy exponés una gran muestra o publicás un gran libro, y a los cinco minutos se pierde en la inmensidad. La cantidad de información, la aldea global, los avances tecnológicos. Veo a gente muy talentosa que se pierde en la inmensa mediocridad. Veo a la gente aplaudir al hipócrita que finge e ignorar al que siente. Siempre gana la apariencia. Las personas no buscan la verdad, buscan show, espectáculo, superficialidad, buscan sacarse la fotito para mostrar. Buscan solapar sus propias miserias con el entretenimiento procaz. Buscan pertenecer sin importar bien a qué. Persiguen el éxito, ser famosos. Veo dispersión y soledad, y el manotazo de ahogado por tratar de zafar. Hay que salir a educar.

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